La vida de Lucia Beijlsmit, (Amsterdam, Holanda) ha transcurrido entre su
país natal Holanda, El Salvador, Angola y España, donde además se ha ido
formando como artista. Esta traslación y la íntima aproximación a diferentes
culturas han dejado su poso en su obra y su colección de arte
contemporáneo. Artista autodidacta, siente pasión por la piedra y su
capacidad como soporte del lenguaje artístico.
En particular la talla directa, donde su búsqueda del juego de rectas, curvas,
huecos y aberturas, lineas que se tuercen, el equilibrio, todo oblicuo,
inclinado y torcido, enfatizando la asimetría, refleja la variedad de caminos
que la vida le ha proporcionado.
Es consciente de que no puede mejorar la naturaleza, sin embargo a lo que
sí aspira es a añadir su propio carácter mientras mantiene la piedra lo más
cerca posible a su estado original, respetando sus imperfecciones e
idiosincracias. Busca enfatizar los contrastes entre colores, lineas y formas,
en las superficies naturales labradas y pulidas.
Los Japoneses tienen varias palabras para tecnicas que ya utilizaba antes de
conocer estas tecnicas.
Por ejemplo Wabi sabi: la belleza de la imperfección.
Kintsugi: acentuar las imperfecciones con pan (o polvo) de oro. Las
reparaciones añaden historia y por consecuencia valor a la pieza en vez de
desvalorarla por una rotura.
Su piedra favorita es la diabasa de que se encuentra una veta alrededor del
pueblo donde vive. La diabasa tambien se conoce como dolerita y piedra de
Calatorao.
La naturaleza y el reciclaje son temas importantes en su trabajo. Añade
trozos de encina con formas curiosas, y reutiliza hierros de la escombrera, o
del desguace. Tambien cajas de semillas pueden ser interesantes, por su
forma, por su color o por el sonido que hacen.