Siempre que se ha pretendido ahondar en los resortes de la personalidad, en los nexos y tensiones que se entablan entre cuerpo y psique, o indagar en la identidad propia, se ha corrido el riesgo de desvelar realidades solapadas en los pliegues más profundos de la memoria individual. Con absoluta licencia, Germán Gómez despliega en su Serie “Compuestos” un mundo de seres en el que está permitido la identidad dual o múltiple de sus criaturas, en el que los destinos del retratado se configuran a partir de la apropiación e interpretación personal del artista, de sus sensaciones y experiencias. La mirada es obligada a reconstruir una imagen fragmentada, modificada, resuelta por la adición de componentes diversos, y que sin embargo, existe como un ente único y armonioso.